10 enero 2012

Delicada y cautelosa.

Le brillaron los ojitos al ver el reflejo de su esencia en una fantasía.
Aún cuando lo cuenta, no puede ocultar la gran sonrisa que le genera acordarse de esa simple pero acaparadora sensación. Sonríe al recordar la suavidad de la luz, el ligero perfume del aire, el pausado rumor de la ciudad, todo como en aquella fantasía se vuelve mucho más maravilloso desde aquí. 
Tanto se acuerda, tanto lo siente, tanto lo anhela, que al oír su relato cada palabra se hace sentimiento propio para uno. Uno queda envuelto en aquellas palabras que ya no son palabras, sino sentimientos que están por fuera pero por dentro de uno mismo. 
Pareciera que ella lo tuviera todo planeado, que lo contara de tal manera de que uno quede desconcertado y ansioso por entender y saber más de aquella fantasía. 
Es ahi cuando ella se siente protagonista. Es ahí cuando ella logra lo que tanto aprecia, volver a sentir, volver a vivir como en la fantasía, volver a vivir con su verdadera esencia por unos segundos.
 Inspira profundamente y la vida ahora, le parece tan sencilla y transparente que un arrebato de amor, parecido a un deseo de ayudar a toda la humanidad la invade de golpe.
Ella decide deslumbrar a quien lo necesite, mostrándole lo que la mantiene con vida. Asi esa persona deslumbrada de tal manera, decide dar vuelta su vida y ayudar a quien sea necesario sin nada a cambio. Porque el idealismo de aquella señorita delicada y cautelosa es, siendo quien uno es, vivir la vida ayudando a quien pueda y sin dejar de sonreír. 

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