No es callarlo en una mirada, es absorberlo y mirar desde allí.

Existe arte encerrado en la libertad de la fragilidad.

Silencio sutil-

Ssssilencio, ssssutil. Silencio sutil, sin nada que decir. Silueta sin fin soñando sueños; sueños suspicaces, solitarios, sacrificados, sojuzgados, pero que sanan todo lo ajado con  sabores dulces. Dulces como la curva del hombro que lleva una sensación inigualable a la mano, mano que espera, espera entusiasmada una sensación que la motive y la haga soñar, soñar sin fin y así ser un bosquejo en el alma con tinta color amapola, una imagen fuera de foco que va más allá del marco, que sigue por la pared  y simplemente, sigue... Una sombra en el aire que no se proyecta, que se toca, se siente y vive; una visión de aquel que no conoce el mundo pero si la imaginación.
Dulce silueta soñando con liberarse de los parámetros establecidos de sus sueños. Dulce silueta que dejó de ser alguien y comenzó a ser todo. 

.....................................Soslayar................................

 Soslayando miradas que vean lo malo. En un mundo aparte donde hay intriga y libertad; un mundo que subordina la vista oscura siendo por dentro color pastel. 
Sin ser frío es silencio y agrio, sin ser claro es tenue y sutil. Siendo fuerte y acaparador va soslayando su propio yo. 

No verla y asi sentir

Mínimo roce que enseña al calor, piel. 

Fuerza insistente en uno que moldea, músculo.

Dirección que afirma líneas hacia la tierra, huesos. 

Relación.

Un cuerpo que deja de ser cuerpo, es arcilla y sentimiento. 

Mi cuerpo que deja de ser cuerpo, es base y libertad.

Cuatro cosas que juegan, juegan a moldearse, a transmitir, a sentir y a comenzar a ser.

Mil miradas hacia ello, blanco, tierra, lindo, aterrador, desencajado, placentero, feo, atrapado, despojado, pasión.

 ¿Qué es lo que pasa? Todos sentimos al verlos, todos oímos, todos olemos, todos estamos, pero todos diferentes. 

Mil falsas realidades que nos punzan, una que nos contiene y preferimos no ver, y así, sentir. 

El gran día, el día de la danza.

La danza nos acompaña siempre, es como una burbuja invisible que va atrás nuestro por si la necesitamos. Es tan sutil, tan linda, tan fiel y fuerte. 
Esa burbujita, un mundo al cual todos formamos parte. En él siendo iguales mostramos diferencias, que no nos diferencian sino que nos unen. Es donde las miles gamas de colores nos acompañan en cada movimiento, en cada sentimiento, en cada opinión, haciéndola única, brillante y armónica.
La danza, un mundo, es el disfrutar sin límites, sin tiempo, crear, crecer, ser feliz, dar y recibir.
No hay motivo alguno para no bailar.

Delicada y cautelosa.

Le brillaron los ojitos al ver el reflejo de su esencia en una fantasía.

Aún cuando lo cuenta, no puede ocultar la gran sonrisa que le genera acordarse de esa simple pero acaparadora sensación. Sonríe al recordar la suavidad de la luz, el ligero perfume del aire, el pausado rumor de la ciudad, todo como en aquella fantasía se vuelve mucho más maravilloso desde aquí. 

Tanto se acuerda, tanto lo siente, tanto lo anhela, que al oír su relato cada palabra se hace sentimiento propio para uno. Uno queda envuelto en aquellas palabras que ya no son palabras, sino sentimientos que están por fuera pero por dentro de uno mismo. 

Pareciera que ella lo tuviera todo planeado, que lo contara de tal manera de que uno quede desconcertado y ansioso por entender y saber más de aquella fantasía. 

Es ahi cuando ella se siente protagonista. Es ahí cuando ella logra lo que tanto aprecia, volver a sentir, volver a vivir como en la fantasía, volver a vivir con su verdadera esencia por unos segundos.

 Inspira profundamente y la vida ahora, le parece tan sencilla y transparente que un arrebato de amor, parecido a un deseo de ayudar a toda la humanidad la invade de golpe.

Ella decide deslumbrar a quien lo necesite, mostrándole lo que la mantiene con vida. Asi esa persona deslumbrada de tal manera, decide dar vuelta su vida y ayudar a quien sea necesario sin nada a cambio. Porque el idealismo de aquella señorita delicada y cautelosa es, siendo quien uno es, vivir la vida ayudando a quien pueda y sin dejar de sonreír.